30/11/2023 (Ciudad de México). Inicia en la capital de los Emiratos Árabes Unidos -un Estado petrolero- la “28ava. Conferencia de la Convención del Cambio Climático” con enormes desafíos en un año que ha marcado récords de aumento de temperaturas, lo que es un indicador de las alteraciones sistémicas del clima que originan eventos naturales cada vez más peligrosos para la propia vida en el planeta. Ya no son teorías ecologistas, ante las que los negacionistas del calentamiento global pudieran hacernos perder el tiempo con sus objeciones. La catástrofe planetaria está ocurriendo y la podemos ver en tiempo real en el deshielo de los polos, la subida y calentamiento de las aguas oceánicas, incendios forestales gigantescos, prolongadas sequías y pérdida de acuíferos, tormentas y huracanes de alto poder destructivo, contaminación atmosférica y con residuos sólidos, extinción de especies.

En la víspera, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, dijo: “no podemos hacer frente a la catástrofe climática sin atajar su causa más profunda: la dependencia de los combustibles fósiles”.

Y éste es el tema de fondo. Pero los informes sobre las brechas de producción petrolera, gasífera y carbonífera (combustibles fósiles) indican que los gobiernos a nivel mundial, siguen proyectando producir para el año 2030 más del doble de estos combustibles de lo establecido en los acuerdos de la Cumbre Climática de Paris 2015, que definieron limitar el calentamiento global a un máximo de 1,5 grados centígrados hasta el 2030. Este preocupante dato se conoció durante la “Conferencia Climática de Bonn” de junio de este año, en que también se informó que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) como resultado de la quema de combustibles fósiles aumentaron un 1% en todo el mundo el año 2022, y que entre enero y junio de 2023 siguieron aumentando en el 0,3%. En otras palabras: en vez de reducir se están incrementando, lo que, si no lo frenamos, plantea para el año 2100 un escenario dantesco de un incremento de 2,9 grados centígrados.  

En Bonn el conjunto de los gobiernos, en vez de seguir presionando a las potencias industriales (China, Estados Unidos, India, Rusia) que más emisiones producen exigiéndoles que las bajen, se concentraron en el pragmatismo de aceptar un“Fondo de Pérdidas y Daños” que se concibió en la COP-27 realizada en Egipto el año 2022. Apenas un año después ya se puede ver que ese Fondo no alcanzará para redimir el terrible daño a la vida en nuestro planeta, pero el aparato propagandístico mundial de las grandes potencias económicas de seguro lopresentará como un logro global de esta COP-28.  

América Latina estará en Dubai con una postura unificada exigiendo una acción global frente al calentamiento global. Confluirá con la Unión Africana y la Unión Europea, en la exigencia de retomar inmediatamente los acuerdos de Paris-2015, truncados por Estados Unidos que, con el negacionista Donald Trump en la Casa Blanca, los desconoció el 2020, dando pie a que China, India y Rusia también se desentendieran del Pacto por el Clima. 

Los gobiernos latinoamericanos y africanos pondrán énfasis en el financiamiento de la descarbonización y en acelerar la transición energética reduciendo el uso del petróleo, el gas y el carbón e incrementando el uso de las energías renovables. Sobre el financiamiento, África propone crear un impuesto global a los combustibles fósiles.

China y Estados Unidos, los mayores contaminadores que entre ambos son responsables de casi el 44% del total de emisiones, en un esfuerzo de último momento de sus presidentes Joe Biden y Xi Jinping, acordaron plantear el objetivo de triplicar la potencia energética renovable hasta el 2030, priorizar la lucha contra el metano y la contaminación por plásticos, pero con un avance más pausado para prescindir de combustibles fósiles. Rusia e India, las otras potencias contaminantes, adoptarán posiciones conservadoras, lo mismo que los países árabes petroleros. 

Viendo esta geopolítica del clima y el escenario en que se realizará -Dubai es un emporio petrolero al que no podrán llegar muchos representantes de las y los que ya son víctimas del calentamiento global en tantos países del mundo- el pronóstico de la COP-28 no invita al optimismo.