Por Julio C. Gambina
Milei retuvo sus votos de octubre y sumó casi todos los de Bullrich y de Schiaretti, expresado en 14,5 millones de votantes, el 56% del total. Un consenso electoral aplastante que ahora está desafiado en constituirse en consenso político. Es una duda a partir de confirmar en el discurso del triunfo el rumbo del “ajuste fiscal” y de reaccionarias reformas. Nos resta conocer la respuesta de su consenso electoral ante medidas que afecten condiciones de vida de millones de sus votantes…, el tiempo dirá. Massa retuvo los propios más los votos de la izquierda y una porción del gobernador cordobés, solo eso. Mientras Milei sumó 25,7% a su 29,99% de octubre, el Ministro de Economía solo incorporó 7,5% a su 36,78%, una cosecha magra sin nuevos votantes de un ausentismo que se mantuvo. Si los votantes ahora fueron el 76,31, en octubre fueron más, el 77,04%. Así, el libertario le sacó más de 11 puntos al ministro candidato, unos 2,9 millones de votos.
El inefable Macri parece haber realizado un trabajo de relojería, desgastando a Rodríguez Larreta primero y luego a Bullrich, a quien rindió ante Milei, en un trío que luego de la elección celebró el nuevo pacto de la derecha reestructurada. Macri logró instalar a su primo Jorge Macri en la Ciudad de Buenos Aires, y es socio del triunfo de Milei, constatación hecha en el agradecimiento público del sosegado mensaje, en las formas, y duro en el fondo, del electo presidente al final del acto electoral. Solo le falta vencer en el Club que lo inició en la gesta de la política para hacer la tripleta. El ex presidente se desprendió de las “palomas”, tal como le pedía Milei y hoy existe una derecha reorganizada, que habrá que ver cómo funciona en el Congreso y las legislaturas, como en los alineamientos de los ejecutivos provinciales y municipales con el nacional desde el 10/12.
Milei ratificó su discurso de campaña en la celebración. Un corto mensaje, leído, cuidadosamente preparado, en formato “estadista”, abandonado el papel del panelista irreverente. Sosegado en las formas y firme en los contenidos, especialmente relativo al ajuste. Anticipó un 15% de ajuste en campaña, solo falta ver en acción por donde pasa ese recorte y cuál será la respuesta de los afectados. Anticipó un “shock” y contacta con el enojo de sus votantes con los “privilegios”. Una categoría difusa que la realidad de los próximos días, luego del 10/12 harán más concretas. ¿Quiénes serán las/os afectadas/os? ¿Qué respuestas se generarán, incluso cómo se expresará la aplicación de la ley a los “violentos” (represión) que se movilicen en su contra? Las respuestas pueden ser rápidas y pondrán en juego el nuevo ciclo de luchas en la Argentina.
La reestructuración de la derecha convoca a otras reestructuraciones en el arco político de la Argentina. ¿Cómo se reestructurará el peronismo y el radicalismo, partidos tradicionales del ciclo bipartidista del siglo XX hasta el 2001? La reconversión bipartidista en régimen de dos coaliciones parece haber llegado a su fin. ¿Y la izquierda, asumirá el desafío de una ampliación a variados grupos de inserción social popular sin representación legislativa, e incluso a la articulación con la tradición peronista combativa, anticapitalista y antiimperialista?
El proceso electoral 2023 da muestras de cambios políticos a la luz de los operados en el orden capitalista local, como parte de las modificaciones globales ante la ofensiva capitalista de medio siglo que supuso la liberalización de la economía mundial. En la desigual distribución del ingreso y de la riqueza debe buscarse el sentido del voto. La mayor explotación de la fuerza de trabajo y el saqueo sobre los bienes comunes generó la “miserabilización” de millones que solo esperan cambios, con la aspiración de mejorar la cotidianeidad. A eso debe sumarse el desprecio de una cultura “antipopular” que identifica al peronismo y a la izquierda como indeseable, expresión del racismo en nuestro territorio.
Pronto conoceremos la totalidad de los miembros del ejecutivo del presidente liberal libertario. Algunos nombres se conocen y sus propuestas son reaccionarias y antipopulares. Faltan casilleros a completar y suena el tren fantasma de antiguos colaboradores de tiempos de la dictadura o de los 90, quienes desembocaron en las dramáticas consecuencias del 2001. El proyecto de la dictadura y del 90 retorna para encarnar la antigua aspiración de la restauración conservadora de 1880 a 1910, el año del centenario, con los fastos del poder y el “estado de sitio” ante las protestas obreras y populares de las organizaciones anarquistas, socialistas, comunistas.
Cambió el capitalismo desde 1975/76 y se expresa con el triunfo de la ultra derecha en 2023. Es una realidad convergente con otros procesos en el capitalismo mundial, que incluye un escenario de guerra acelerada, con más gasto improductivo, especialmente militar, con desigualdad y especulación estimulada por la forma ficticia que asume el capital para la acumulación en esta tercera década del siglo XXI. La relación entre el peso local y las divisas así lo demuestran. Milei quiere un peso devaluado para facilitar su proyecto de dolarización. En ese camino se deterioran las condiciones de vida de la mayoría de la sociedad. Las cotizaciones del dólar cripto pese al feriado van en ese sentido. Ahí se juegan las próximas tensiones de la economía.
El interrogante apunta a si la sociedad empobrecida lo acepta o genera nuevos ciclos de resistencia y de construcción de alternativas políticas para otro rumbo, más allá del consenso electoral, que por ahora queda en suspenso su consolidación como proyecto político que marque rumbo del presente y futuro cercano de la Argentina.
La derecha mundial festeja. La izquierda global está convocada a pensar críticamente la realidad y a proyectar una iniciativa política que pueda encarnar las aspiraciones de del vivir bien de las/os empobrecidas/os. Es un desafío para el presente que ilusione un porvenir de transformaciones sociales en contra y más allá del régimen del capital.