William Gómez García

La controversia sobre la convocatoria a un referendo consultivo, aprobado por la Asamblea Nacional, para que el pueblo venezolano refuerce la defensa de la Guayana Esequiba y los inalienables derechos de Venezuela sobre ese territorio, ha hecho reflotar las circunstancias que vivió el gobierno de Rafael Caldera en 1970. Pero que, sin embargo, debe ser tomado en cuenta al momento que se establezcan responsabilidades sobre uno de los casos que pudiéramos denominar como “Traición a la Patria”.  Este es uno de los episodios que tuvo como fin la entrega del Esequibo al imperio inglés. Nos referimos al Protocolo de Puerto España, firmado por Guyana, Reino Unido y Venezuela, el 18 de junio de 1970, en la capital de Trinidad y Tobago.

Lamentablemente la oposición venezolana ha construido una matriz de opinión que pretende colocar en redes sociales y medios de comunicación que la situación del Esequibo es responsabilidad del gobierno revolucionario. Si vamos a la historia, es evidente que la IV República, representada por los partidos Acción Democrática y Copei, puso por encima sus intereses particulares que los intereses de la nación.

Qué buscaba el gobierno de Caldera con este protocolo. Establecer “un diferimiento” de la aplicación del artículo IV del Acuerdo de Ginebra de 1966, propuesto por el canciller Arístides Calvani, representante del Opus Dei en Venezuela. De alguna manera se estaba buscando una negociación que no agravara el laudo arbitral de París de 1899. La tarea, suspender durante 12 años, el Acuerdo de Ginebra a conveniencia de ambos países. Con esta acción se congelaron las conversaciones sobre el conflicto por la zona de la Guayana Esequiba entre las partes. Es decir, con esa decisión se le estaba ocasionando un grave daño al país: La entrega de nuestro territorio en reclamación.

De esa manera se estaba jugando a espalda del país la Guayana Esequiba con una extensión territorial de 159 mil 500 kilómetros cuadrados más el área dentro de los límites marinos y submarinos que integra dicha zona. Construida bajo subterfugios legales, el Protocolo de Puerto España, fue elevado a consideración del Congreso Nacional, el cual fue rechazado por la comisión de política exterior, siendo uno de sus representantes Jaime Lusinchi. Se llegó hasta una propuesta venezolana de cooperación económica para el desarrollo de Guyana como parte del proceso de solución del conflicto. Es decir, ya se negociaban las riquezas que se encontraban en el subsuelo Esequibo.

Acción Democrática, con el control absoluto del Congreso Nacional, ordenó el “archívese” del Proyecto de Ley del Protocolo de Puerto España. En consecuencia este instrumento internacional, convierte la situación del Esequibo en uno de los más abominables episodios de la historia, peor a lo ocurrido el 22 de noviembre de 1861, cuando los Zuloaga, Mendoza, antecesores de María Corina Machado, ella es una Zuloaga, hija de Oscar Machado Zuloaga y bisnieta del fundador de la Electricidad de Caracas y Juan José Mendoza, tatarabuelo de Leopoldo López, junto con Pedro Gual, enviaron una carta a la Reina de Inglaterra, solicitando la intervención tutelar de Venezuela, dando como garantía de pago por las deudas, el Territorio de la Guayana Esequiba.

En todo caso, la matriz de opinión que genera la oposición radical para que la población crea que a través de este referendo se busca una reposición del chavismo en el control del país, no es más que una burda maniobra. En Guyana están las manos de Carlos Andrés Pérez, quien concedió a ese país un crédito por 6 millones de dólares, a través del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para comprar bienes y servicios para un proyecto forestal en el Alto Demerara. Por otra parte, entre 1977- 1981, Guyana recibió de Venezuela 26 millones de dólares en cooperación financiera.

En lo que si estamos claro es que las bravuconadas del presidente de Guyana, Irfaan Ali, sobre quien pesa 19 cargos de conspiración y fraude, producto de investigaciones de la Unidad Especial de Delincuencia Organizada de Guyana, sobre una invasión de Venezuela, es la continuación de lo dicho por el expresidente  Forbes Burnham, cuando en 1981, acusó a Venezuela de que no recibiría ni un centímetro de la Guayan e incitó a la población guyanesa a prepararse ante la amenaza venezolana de una invasión.

Lo que sí es cierto, es que la campaña que emprende la oposición radical contra el referendo consultivo determina que, están jugando a que el gobierno de Guyana se quede con nuestra zona en reclamación.