Ay mariposa!, tú eres el alma de los guerreros que aman y cantan y eres el nuevo ser, que hoy se asoma por mi garganta” .

Silvio Rodríguez.

Un maravilloso programa estrenado el 11 de agosto de la “Pupila Asombrada” que se presenta por la TV cubana cuenta, como también lo hace el Gabo (Gabriel García Márquez) en “Vivir para contarla”, su libro más autobiográfico, que Fidel combatió en el Bogotazo, y que se iba a encontrar con Gaitán el mismo día en que lo matan, el 9 de abril de 1948.

Tras una larga historia de 76 años, Petro, una semana antes del natalicio 96 de Fidel, logra asumir con vida el gobierno de Colombia. La banda presidencial fue impuesta por las manos de la hija del también candidato, pero asesinado, Carlos Pizarro. Será el realismo mágico de “el hombre de la palabra escrita”, como identificó Petro a García Márquez. En definitiva, historias de nuestro Continente se continúan y entrelazan. Intentaremos resumir algunos elementos reales y mágicos que componen estos hechos, además de invitarles a ver las imágenes del programa citado[i].

El 9 de abril de 1948 se produce el asesinato de Gaitán y con ello da comienzo al bogotazo. Era Jorge Eliécer Gaitán Ayala jurista y escritor, alcalde, ministro y congresista, candidato presidencial del pueblo para las elecciones del 46 y del 50. Se esperaba su triunfo en estas últimas, y eso fue motivo para que los poderosos lo mataran a través de un sicario. El bogotazo fue la sublevación popular que se produjo a raíz de aquel crimen, pues se dejó sin otra opción a ese pueblo. Se estima que en esos días murieron por lo menos 5 mil personas y la ciudad quedó semidestruida. Fue probablemente, el suceso político más importante del siglo XX para Colombia.

Fidel Castro con 21 años de edad estaba en Bogotá en un congreso estudiantil y se sumó a la rebelión. Él mismo cuenta en una entrevista: “Cuando vimos al pueblo sublevado, nos sumamos al pueblo sublevado. A miles de km de mi familia, sin que nadie supiera los peligros que yo estaba corriendo, sin embargo, me mantuve allí en primera línea junto con los colombianos”. Intentó la defensa del Cerro Monserrate al frente de 9 hombres, con un fusil Mauser y 14 balas. Los lazos del, años después, comandante cubano y el pueblo colombiano tuvieron a partir de allí la irrompible unión de la lucha. Él impulsó directa o indirectamente todos los diálogos de paz que se produjeron en los últimos tiempos con las guerrillas como el ELN, el M-19 y las FARC, al punto que el propio Petro declaró que “se convirtió en una especie de ayudante de todos los procesos de paz en Colombia”. Su amistad de varias décadas con el escritor Gabriel García Márquez (“el hombre de la palabra escrita”) lo ligó aún más a Colombia, y la victoria popular del domingo 7 de agosto del 2022 fue también suya.

Aquella violencia desatada a raíz del crimen contra Gaitán, llegó hasta nuestros días, y se expresa en el triunfo de Petro y Francia Márquez. Antes, el 26 de abril de 1990 fue asesinado otro candidato presidencial del pueblo, también a punto de ganar las elecciones: Carlos Pizarro Leongómez. Fue fundador del M-19 y candidato presidencial por Alianza Democrática M-19 que se constituyó cuando el movimiento guerrillero se desmovilizó, tras los acuerdos de paz firmados el 9 de marzo de 1990. “Ofrecemos algo elemental, simple y sencillo: que la vida no sea asesinada en primavera” decía Pizarro quien fuera acribillado en plena campaña presidencial. En pareja con la guerrillera y compañera de lucha Myriam Rodríguez, tuvo dos hijas, una de ellas fue María José Pizarro, que en las elecciones legislativas de 2018 obtuvo una banca en la cámara de representantes por la organización izquierdista “Lista de la Decencia” integrante de la alianza “Pacto Histórico” y en este año 2022 fue elegida senadora. Ella puso la banda presidencial a Petro.

Cuando se hizo la toma de posesión del primer presidente de izquierda en la historia de Colombia, no podía faltar la espada de aquel que otro 7 de agosto, pero de 1819, lidereara el triunfo contra la corona española, Simón Bolívar. La espada de Bolívar, la misma que en enero de 1974 había sido expropiada por el movimiento guerrillero M-19 y mantenida escondida por 17 años hasta que firmaran la paz, volvía ahora a manos del pueblo. En su discurso Petro declaraba: “Esta espada representa demasiado para nosotros, para nosotras, y quiero que nunca más esté enterrada, quiero que nunca más esté retenida, que solo se envaine —como dijo su propietario, el libertador— cuando haya justicia en este país. Que sea del pueblo: es la espada del pueblo y por eso la queríamos aquí en este momento y en este lugar”.

Con la espada y sus tiempos se abrieron épocas de esperanza, nada fáciles, pero de esperanza para “los nadies” de Galeano que se constituyeron en consigna de la campaña electoral, bajo las miradas de la patria grande. Las mariposas amarillas de cien años de soledad revolotean al viento de héroes más que perdidos, encontrados en estas historias. Son las oportunidades que no podemos perder, porque como decía García Márquez, las estirpes condenadas a cien años de soledad no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra[ii], pues como reza la cumbia, también nuestra, “Macondo” en la voz del mexicano Oscar Chávez

“…Eres epopeya del pueblo olvidado
Forjado en cien años de amor esa historia
Me imagino y vuelvo a vivir
En mi memoria quemada al sol

Mariposas amarillas, Mauricio Babilonia
Mariposas amarillas, que vuelan liberadas…”

[i] https://bit.ly/3dOlIH1

[ii] García Márquez, G. “Cien años de Soledad” frase final.