17/12/2024 (Ciudad de México). Osiel Cárdenas Guillén, exlíder del Cártel del Golfo y fundador de Los Zetas, ha sido extraditado a México por las autoridades estadounidenses tras cumplir más de la mitad de una sentencia de 25 años de prisión en Estados Unidos. A su llegada, fue trasladado al Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número uno, en El Altiplano, Estado de México, una prisión de máxima seguridad. Con esta extradición se marca el regreso de uno de los capos más notorios del narcotráfico mexicano, quien enfrentará múltiples cargos como delincuencia organizada, delitos contra la salud y lavado de dinero.

Osiel, de 57 años, fue arrestado en 2003 en Matamoros, Tamaulipas, y extraditado a Estados Unidos en 2007, donde enfrentó 19 cargos en una Corte Federal de Houston, Texas. Durante su juicio en 2009, se declaró culpable de narcotráfico, lavado de dinero y extorsión, lo que resultó en la sentencia de 25 años de prisión. Por su buena conducta, Cárdenas Guillén fue “liberado”, pero inmediatamente puesto a disposición de las autoridades mexicanas en la frontera de Tijuana, donde fue recibido sin incidentes. De acuerdo a la Fiscalía General de la República (FGR), el capo enfrentará 3 órdenes de aprehensión y 7 procesos judiciales por los delitos cometidos en México y con posibles sentencias que podrían sumar más de 700 años de prisión.

¿Quién es Osiel?

Conocido por su extrema violencia, Cárdenas Guillén comenzó su carrera criminal en la década de 1980, inicialmente como miembro del cártel de los Beltrán Leyva. Posteriormente fue creador de Los Zetas, un grupo armado compuesto por exmilitares de élite que inicialmente sirvió como brazo ejecutor del Cártel del Golfo. Esta organización se distinguió por su extrema violencia y tácticas militares, redefiniendo las dinámicas del crimen organizado en México.

También conocido como “El mata amigos”, Osiel ascendió rápidamente en las filas del cártel debido a su brutalidad y eficacia en el manejo de las operaciones criminales. Bajo su liderazgo, el Cártel del Golfo controló rutas clave de tráfico de drogas, especialmente de cocaína, hacia los consumidores de Estados Unidos, consolidando su poder en la región noreste de México.

Si bien el Cártel del Golfo y Los Zetas eran organizaciones distintas, colaboraban estrechamente y a su asociación se le denominaba La Compañía. De manera coordinada extendieron un régimen de extorsión y vigilancia en muchos municipios a lo largo y ancho del país. Su control era casi total en entidades como Coahuila y Tamaulipas, donde habrían relevado al Estado en aspectos tradicionalmente bajo su control, como la seguridad, las prisiones y la obra pública, principalmente porque contaban con la protección de los gobernadores.

Pese a su encarcelamiento en 2003, Cárdenas Guillén continuó ejerciendo influencia en las actividades del Cártel del Golfo, demostrando el alcance de su poder incluso tras las rejas. Así, la figura de Osiel Cárdenas Guillén simboliza una era de violencia y expansión del narcotráfico en México, marcada por la militarización de las organizaciones criminales y la brutalidad sin precedentes que caracterizó a Los Zetas bajo su liderazgo.

La extradición de Cárdenas Guillén a México tiene múltiples implicaciones. Por un lado, representa un triunfo para la cooperación internacional en la lucha contra el crimen organizado. Por otro, reaviva las esperanzas de justicia para las víctimas de sus crímenes en México. Sin embargo, con su caso también se han reavivado las discusiones sobre la capacidad del sistema penitenciario mexicano para manejar a figuras de alto perfil del crimen organizado.