01/10/2024 (Ciudad de México). “El 2 de Junio el pueblo dijo fuerte y claro: es tiempo de transformación y es tiempo de mujeres. Llegamos las mujeres a conducir los destinos de nuestra hermosa nación”, declaró la presidenta constitucional de México, Claudia Sheinbaum Pardo, durante su toma de protesta en el Congreso este martes primero de Octubre de 2024. Como manda el protocolo, en el acto estuvieron presentes el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, y la presidenta del Congreso, Ifigenia Martínez, quien coloco la banda presidencial a la nueva mandataria de México.

​“Y digo llegamos, porque no llego sola, llegamos todas”, refrendó Claudia Sheinbaum frente a diputados y senadores del Congreso, ministros de la Suprema Corte de Justicia, titulares de su gabinete presidencial, mandatarios y representantes de más de 100 países y frente al pueblo de México, quien la eligió con 36 millones de votos de confianza para continuar con los objetivos de la Cuarta Transformación.

​Desde la tribuna, con motivo de la ceremonia de transición del Poder Ejecutivo, la presidenta agradeció a su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, y afirmó que la historia lo ha juzgado como el dirigente político y luchador social más importante de la historia moderna, el presidente más querido y “aunque a él no le gusta que se lo digan, el mejor presidente de México”.

​En un recuento de los logros obtenidos hasta ahora por el movimiento de transformación, Sheinbaum señaló que nueve millones de personas salieron de la pobreza, se aumentaron los salarios, se incrementó la inversión extranjera, se apoyó a personas de la tercera edad y a estudiantes y, en especial, se fomentó un gobierno humanista que siempre vio por los más pobres.

​Con estos resultados, precisó, se pudieron desmontar algunos de los mitos neoliberales, los cuales afirmaban que el Estado debía diluirse frente al mercado o que los salarios no debían aumentar para fomentar la inversión extranjera. En este sentido, recordó que el movimiento de transformación ha impulsado un cambio en el modelo económico porque “para que haya prosperidad, ésta debe ser compartida”.

Los principios del segundo piso de la 4T

De cara al inicio de lo que ha denominado el segundo piso de la Cuarta Transformación, la presidenta enumeró los principios que definirán su ejercicio en el poder. En primer lugar, refrendó que “por el bien de todos, primero los pobres” y que “no puede haber gobierno rico, con pueblo pobre”.

En sintonía con los resultados que ha dado la política de honestidad, señaló para el ejercicio público es muy importante la autoridad moral, “la cual no se compra en la esquina, sino que se construye con una sola mística: la de luchas con honradez todos los días por un México con justicia, democracia y libertad”.

Al respecto, la primera mandataria del país reiteró que la máxima de la democracia es que ésta se debe al pueblo, es para el pueblo y con el pueblo, pues ésta es la esencia de la libertad y señaló que durante su gobierno estará prohibido prohibir, garantizando los derechos de todas las mexicanas y mexicanos.

En los temas de justicia, Sheinbaum garantizó que se cuidará al medio ambiente, se garantizará la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres y se condenará el racismo, el clasismo y cualquier otra forma de discriminación. En cuanto a su política exterior, afirmó que su gobierno colaborará con otras naciones sin que ello implique una relación de subordinación.

“¡Presidenta! ¡Presidenta!”

Aclamada por los presentes, en este primer mensaje al pueblo de México, la presidenta Claudia Sheinbaum también aprovechó para delinear las políticas públicas y programas que definirán a su gobierno. Entre las principales se encuentran las promesas que realizó en campaña como la continuidad de los programas sociales, que incluso se asentarán en la Constitución y se agregarán nuevos, la construcción de un sistema ferroviario nacional, el fortalecimiento de la Guardia Nacional, la convivencia de la iniciativa privada con el sector público en materia de generación de electricidad y la protección al derecho humano al agua, para el el cual se recuperarán diversas concesiones hoy en manos de actores privados.

Respecto al tema de la reforma al Poder Judicial, garantizó que los derechos de los trabajadores están garantizados y que con esta reforma “se terminará la corrupción en el Poder Judicial. El pueblo decidirá” y respondió a la voces que han señalado a ésta como una reforma autoritaria: “¿Cómo va a ser autoritario dejar que el pueblo decida? En unos años todos y todas estaremos convencidos que fue una buena reforma”.

Antes de terminar su discurso, Sheinbaum reiteró la importancia de que una mujer llegue al máximo cargo público del país, pues “durante mucho tiempo las mujeres fuimos anuladas. Nos contaron una versión de la historia que quería hacernos creer que la humanidad era protagonizada por hombres, pero hoy sabemos que las mujeres participaron en las grandes hazañas de la historia de México” y pidió un aplauso para todas las heroínas anónimas, porque no sólo llega ella, llegan también “las que han tenido que callar y luego gritaron a solas, llegan las indígenas, llegan las bisabuelas, llegan nuestras tías, llegan las mujeres anónimas, que desde su hogar o calles, lucharon por este momento, llegan nuestras madres, nuestras hermanas. Llegan nuestras amigas y compañeras. Llegan nuestras hijas y llegan nuestras nietas”.

Luego de la toma de protesta, la nueva presidenta de México levantó la mano junto al presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, para concluir la transición del poder Ejecutivo, el cual dirigirá durante los próximos seis años hasta el 30 de Septiembre de 2030.

Al finalizar el acto, López Obrador se retiró del recinto, lo mismo que Claudia Sheinbaum, quien se desplazó al Zócalo capitalino donde continuó la jornada histórica marcada por la entrega del bastón de mando de los pueblos originarios y un nuevo mensaje a sus simpatizantes previo a su entrada a Palacio Nacional como la primer presidenta de la historia de México en 200 años.