22/08/2024 (Ciudad de México). Durante un discurso de campaña en la ciudad de Howell (Michigan), el candidato del Partido Republicano, Donald Trump, amenazó con suspender las relaciones comerciales con México o imponer elevados aranceles a la industria automotriz mexicana. 

No es casual el lugar elegido por el ex presidente para referirse, con términos tan crasos, a lo que pretende ser, en términos electorales, una fuerte propuesta proteccionista de la industria estadounidense. En el Estado de Michigan, particularmente en su ciudad más poblada, Detroit, estén ubicados los mayores complejos de producción automotriz de los Estados Unidos. En gran parte del siglo veinte, los mayores fabricantes de automóviles del mundo, las llamadas “Tres Grandes” estuvieron en Detroit. La “General Motors”, fundada en 1903, la “Ford Motor Company”, que abrió en 1908, y la “Chrysler Company” (hoy llamada Stellantis), desde 1925, dominaron el mercado internacional aprovechando el hundimiento por la segunda guerra mundial, de sus competidores de Alemania (Volskwagen, Mercedes Benz y BMW) y Francia (Renault y Peugeot).

Pero luego resurgieron los autos europeos y, por sus bajos costos de producción debido a la fuerza de trabajo barata, la industria automotriz de Japón (Toyota, Nissan y Honda), a la que luego se sumaron las marcas fabricadas en Corea del Sur (Hyundai y Kia).  Poco a poco, los automóviles fabricados en Estados Unidos fueron perdiendo participación en el mercado mundial, aunque siempre fueron los más vendidos en Estados Unidos.

Con la hegemonía del neoliberalismo, el fenómeno de la relocalización mundial de capitales, que los economistas designaron con el término de “Nearshoring”, que tiene por objetivo acercar geográficamente los lugares de producción con los principales mercados de consumo, reduciendo los costos de transporte y aprovechando las ventajas comparativas de países con menor presión impositiva y con niveles salariales comparativamente más bajos, permitió que países como China y Brasil, también posean su propias industrias de automóviles. Lo mismo pasó con México, donde ya existen 39 plantas de producción integral de vehículos o de partes (motores, transmisiones), siendo a partir del año 2021 el séptimo país productor del mundo, según datos de la “Asociación Mexicana de la Industria Automotriz” (AMIA).

Industrias alemanas, japonesas, coreanas y, por supuesto, estadounidenses, se asentaron en México. Esto incluye a las “tres grandes” de Detroit, siendo la General Motors la que más plantas industriales (9) tiene, seguida por Ford (4) y Stellantis(3). Esto explica que, durante la huelga general de los obreros de la industria automotriz en Estados Unidos, que duró desde el 15 de septiembre hasta el 31 de octubre de 2023, una de las reivindicaciones de la “United Auto Workers” (UAW), el enorme sindicato con 145.000 afiliados que convocó la medida de presión, fue incorporar a los trabajadores mexicanos a la organización sindical, con la finalidad de evitar tratos discriminatorios. Tal planteamiento no prosperó.

Donald Trump, que ya por entonces trató de aprovechar esa huelga para ganar votos entre los obreros, hoy intenta hacer lo mismo: propone un proteccionismo rígido que enfrente a los obreros automotrices de ambos países, así como a sus gobiernos y pueblos, por encima de las relaciones establecidas en el T-MEC, que es el tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá. Dicho sea de paso, el T-MEC debe ser renegociado el año 2026.

Por eso el magnate ultraderechista, al que últimamente se le nota muy impacienteen sus apariciones públicas, habló de un supuesto aprovechamiento unilateral por México del mercado estadounidense. A ese ataque agregó que las autoridades mexicanas no hacen nada para frenar la invasión de migrantes por la frontera sur. Aseguró que, de ser reelegido presidente de los Estados Unidos en noviembre, cerrará esa frontera y hará la deportación más grande en la historia del país. Mezcló así temas productivos con temas migratorios.

Pero incentivar la xenofobia no parece ser la mejor estrategia de campaña. En las más recientes encuestas Trump comienza a ser superado por la candidata del Partido Demócrata, Kamala Harris.