Esta mañana Tim Golden volvió a ser mencionado en la habitual conferencia de prensa matutina del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, al darse a conocer la nueva publicación que hace el medio Propublica como continuación del escandaloso artículo que vincula la campaña presidencial del 2006 con un presunto financiamiento ilícito.
Tras un nuevo contacto a la vocería del ejecutivo para solicitar una verificación de contenido, el Presidente recordó que a él le dieron 12 horas para contestar un cuestionario, mientras que el periodista llevaba seis meses sin responder las preguntas que le hizo públicamente. El titular del ejecutivo le solicitó desde febrero de este año dar a conocer por indicación de quién está escribiendo estos artículos, que, en opinión de López Obrador, tienen como principal objetivo dañar la imagen del país y la investidura presidencial mas que a su persona.
Aunque el medio norteamericano habría dado de plazo hasta la mañana del 19 de julio para contrastar la información que el periodista requería para su autodenominado artículo de profundización, desde la misma mañana del 19 el reportaje ya había sido publicado.
En la carta que el periodista estadounidense manda al presidente con un nuevo listado de preguntas reconoce explícitamente que no hay ninguna evidencia en contra del presidente de México que pueda comprobar que él o alguien de su campaña recibió financiamiento del narcotráfico, a lo que desde la vocería Jesús Ramírez Cuevas contestó: “Tu carta confirma que no hay pruebas ni evidencias contra el presidente López Obrador. Entonces, ¿por qué publicarlo?”
El nuevo artículo: ¿refrito o confirmación de injerencismo?
En su más reciente artículo, el ganador del premio Pulitzer, Golden, reitera mucho de lo que ya se había dicho meses atrás: que la investigación por parte de la DEA estaba cerrada, que no cuenta con pruebas materiales, y que se basa en declaraciones de testigos protegidos y fuentes anónimas. No obstante, el fraseo de su texto mantiene un carácter inquisitorial y condenatorio sobre la figura del actual presidente, con aseveraciones como: “El traficante nacido en Estados Unidos que donó los $2 millones a la campaña de López Obrador, Édgar Valdez Villarreal, conocido como “La Barbie”, fue capturado por las autoridades mexicanas en 2010, justo cuando la investigación de la DEA estaba progresando.”
Esta cita del artículo en su versión en español permite ver que se da como un hecho lo que el propio texto antes refiere como una conjetura sin pruebas. Incluso el artículo original publicado en enero de este año “¿Entregaron los narcotraficantes millones de dólares a la primera campaña del Presidente Mexicano López Obrador?” resulta menos contundente que la redacción de su actual publicación. Dicho encabezado ya había sido cuestionado por el presidente mexicano, y por figuras del periodismo local, pues al tratarse de un periodista galardonado como Tim Golden resulta inadmisible el recurso sensacionalista de hacer un título con una acusación tan fuerte, pretendiendo no responsabilizarse de sus palabras al ponerlo entre signos de interrogación. Mientras que medios como Deutsche Welle y The New York Times llegaron más lejos al afirmar, sin pruebas, que AMLO habría recibido dinero del Cartel de Sinaloa.
La publicación del medio Propublica se basó en filtraciones de la DEA a tres distintos medios, y fue también el banderazo de salida de una intensa campaña de redes sociales, particularmente de X (la cual fue impulsada por granjas de bots en México, España, y Argentina). Dicha campaña terminó justo el día de las elecciones presidenciales.
El artículo de Tim Golden, no obstante de su clara intencionalidad política, sí es una fuente importante que permite al lector conocer la forma en que operó durante décadas la DEA en México, interviniendo en la política doméstica a través de acusaciones cruzadas de algunos cabecillas del crimen organizado. Aunque el artículo de Golden logró su objetivo de influir en la campaña electoral mexicana, tras los resultados que confirman el arrollador triunfo de Claudia Sheinbaum, Golden parece intentar un tímido distanciamiento ante su primer artículo, al señalar a la DEA como un actor político externo que abiertamente buscó en el pasado intervenir en la democracia mexicana. En el artículo se afirma: “Según documentos confidenciales obtenidos por ProPublica, la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) arriesgó a sabiendas causar un furor político al intentar penetrar la organización de la campaña de López Obrador”.
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¿Serán estos artículos y filtraciones un intento de venganza política por los límites que desde el 2018 el gobierno de López Obrador impuso a las operaciones supranacionales de la DEA? Para sostener esta hipótesis habría que suponer que la DEA tiene una autonomía incluso más allá de lo que se percibe en el artículo de Golden, por los bloqueos que dicen haber tenido sus investigaciones sobre figuras políticas de izquierda en México, como sus investigaciones “paralelas” a Andrés Manuel López Obrador. ¿Hasta donde llega su autonomía? ¿Hay actores políticos la utilizan como una forma de intervención en gobiernos de América Latina?