(15/07/2024, (Ciudad de México).- En Estados Unidos, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) ha atribuido a un “terrorismo doméstico no asociado”, el tiroteo en un mitin republicano que alcanzó a herir levemente al ex presidente Donald Trump. De esta forma, se ha descartado cualquier conexión internacional del hecho, restringiéndolo a factores internos.

Por su parte, el Congreso ha convocado a Kimberly Cheatle, directora del Servicio Secreto, para que explique los fallos en el protocolo de seguridad del evento y si fueron advertidos. La convocatoria fue elaborada por James Comer, director de Supervisión y Rendición de Cuentas del Congreso a través de una nota en la que expresa la “tremenda valentía” de los agentes del Servicio Secreto que protegieron a Trump y lo sacaron del acto, evitando mayores daños a las dos muertes ocurridas. No obstante, Comer no dejó de mencionar la necesidad de que la directora del Servicio Secreto respondiera algunos cuestionamientos.

Analistas en materia de seguridad se explayaron en las grandes cadenas noticiosas de Estados Unidos, coincidiendo en criticar la eficacia del Servicio Secreto que no pudo impedir que un joven tirador, cuyo perfil que se ha dado a conocer no indica que hubiera sido un experto, lograra traspasar todos los cordones de seguridad. Y lo hiciera portando un arma -el fusil semiautomático AR-15- que pesa 3 kilos y tiene una longitud un metro, hasta situarse en posición de tiro, a una distancia de 163 yardas (o 150 metros) del templete donde hablaba el virtual candidato republicano Trump.

Por otra parte, el hecho de que el acto no fuera improvisado, sino organizado con semanas de anticipación, generó dudas con respecto a cómo ni los agentes del Servicio Secreto ni los policías asignados al lugar, pudieron detectar armamento o municiones ocultas -en el caso de que el autor las haya ocultado previamente- ni tampoco el vehículo con explosivos, en el que Thomas Matthew Crooks (el supuesto autor que murió por disparos de los agentes) se trasladó hacia el lugar del mitin.

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La controversia fue alimentándose de rumores, al punto en que el portavoz del Servicio Secreto, Anthony Guglielmi, tuvo que desmentir en X que hubiera alertas concretas o que se hubiera desestimado peticiones adicionales de protección por parte del entorno de Trump. Sin embargo, el Secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, admitió que hubo un fallo de seguridad en el dispositivo de vigilancia, que será analizado a través de una investigación independiente.

En el nivel de los efectos políticos del hecho, todo el gobierno estadounidense ha cerrado filas y convocado a la unidad “como una sola nación” ante la violencia, lo que de alguna forma intentará utilizar el actual presidente Joe Biden, para evitar más fisuras en el frente del Partido Demócrata respecto a su candidatura.

El impacto en el público de lo sucedido parece inclinar la correlación de fuerzas hacia los sectores conservadores que postulan al ex presidente Donald Trump, especialmente en los estados considerados claves por su carácter pendular: Michigan, Arizona, Nevada, Georgia, Pensilvania y Wisconsin. Esto por supuesto que ha activado las alarmas dentro del Partido Demócrata que analiza la nueva situación creada, sabiendo que cada vez tiene menos opciones factibles.

Es cierto que aún faltan casi cinco meses para las elecciones de noviembre, por lo que aún no se tienen todos los elementos de factibilidad suficientes como para aventurarse en pronósticos concluyentes y definitivos. Pero la experiencia de las dos elecciones anteriores en las que participó el propio Trump, la que en 2016 ganó contra Hillary Clinton en número de delegados al Colegio Electoral aunque perdió por más de tres millones de votos en las urnas, y la que perdió tanto en delegados como en número de votos efectivos ante el propio Joe Biden en 2020, mostraron que las tendencias marcadas al iniciar las campañas suelen mantenerse hasta el final.