27/06/2024 (Ciudad de México). Por orden del Fiscal General fueron detenidos el general Juan José Zúñiga y el almirante Juan Arnez, ex comandantes del Ejército y de la Naval respectivamente, que fueron los líderes visibles del intento de golpe de Estado del 26 de junio de 2024. 

La conspiración inició hace tres días, cuando Zúñiga vertió en una entrevista de televisión amenazas públicas contra el ex presidente Evo Morales. Llamó la atención que ni el presidente Luis Arce, ni su ministro de defensa, Edmundo Novillo, hayan inmediatamente removido de su cargo a un militar que con esas declaraciones vulneró, de manera flagrante, la Constitución Política del Estado y la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, que expresamente prohíben a los uniformados deliberar sobre temas de política.

El gobierno tardó en cambiar a los mandos militares, que en Bolivia son tres: el comandante del ejército, el de la fuerza aérea y el de la Naval (también llamada la Armada). De ellos, por lo menos dos (Zúñiga y Arnez) estaban conspirando, como se desprende de la declaración ante una comisión de fiscales que hizo Zúñiga, respondiendo a la pregunta de por qué no se llegó a consumar el alzamiento: “Porque las unidades de Viacha (un cuartel ubicado cerca de la ciudad de La Paz, n.de.a.) tardaron en llegar, también el personal de la Armada y de la Fuerza Aérea no pudieron llegar, ya que se decidió que se realizaría el levantamiento el día miércoles 26 de junio a horas 11:00, ya que se encontraban todos los comandantes de las fuerzas militares”.

En síntesis, la tardanza en remover los mandos le dio a los sediciosos el tiempo suficiente para organizar su demostración de fuerza, coordinando la logística y todo lo necesario para la toma de la Plaza Murillo, que es el centro político de la ciudad de La Paz, donde están el Palacio de Gobierno y la Asamblea Legislativa Plurinacional (Congreso).

El cerco militar, con movilización de tropas y carros blindados, llegó hasta el Palacio, donde estaba el presidente Luis Arce que salió hasta la puerta principal, acompañado de sus colaboradores más cercanos, para impedir el ingreso de los militares, ordenando su repliegue sin que le obedezcan. Puso en juego su investidura y, aunque no logró imponer su voz de mando constitucional, sí frenó por un momento a los insubordinados.

Mientras esto ocurría, crecía el repudio nacional e internacional, denunciando tanto Arce como Evo Morales el inicio de un golpe de Estado. Impedido de entrar al Palacio, el general Zúñiga volvió hacia la Plaza Murillo, confirmando allí el carácter golpista y derechista de su movimiento, con la siguiente declaración: “Las Fuerzas Armadas pretenden reestructurar la democracia, que sea una verdadera democracia, no de unos dueños que ya están 30 y 40 años en el poder. Vamos a liberar a todos los presos políticos, desde Añez, los tenientes coroneles, los capitales que están presos”.

Al decir “Añez” se refería a la ex presidenta de facto Jeaninne Añez, que está encarcelada por el golpe de Estado del 10 de noviembre de 2019 y por haber ordenado el accionar militar que llevó a las masacres de civiles en Sacaba y en Senkata, pocos días después. 

Quedando en claro el objetivo de los golpistas, de inmediato se convocó a la resistencia popular y campesina en todo el país, coincidiendo por un breve instante los liderazgos de Evo y Arce, junto con la principal central sindical boliviana. Este gran frente social de resistencia terminó por aislar a los militares movilizados en la Plaza principal, que a estas alturas ya sabían que ninguna otra unidad se les plegaría. Fue en ese momento que Luis Arce posesionó un nuevo Alto Mando y tuvo que hacerlo con la soldadesca portando armas letales, a pocos metros de donde pronunciaba su discurso. ¿Puede alguien pensar que esta afrenta a la democracia no menoscabó su fortaleza política?

Zúñiga y Arnez fueron detenidos en horas de la noche. El sedicioso trató de involucrar a Arce en su intentona. Consultado al respecto, el ex vicepresidente Álvaro García Linera, entrevistado para un medio argentino, afirmó: “Esas palabras de Zúñiga hay que tomarlas a título de inventario, porque ya es un hombre detenido que no tiene nada que perder”.

Ahora viene el tiempo del juicio penal ordinario –no se aplicará la jurisdicción militar- en el que serán identificados todos los autores materiales e intelectuales del levantamiento.