25/06/2024 (Ciudad de México). Entre las reformas contenidas en el Plan “C”, la reforma para adscribir la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de la Defensa (SEDENA) es una de las más relevantes, tanto por el rechazo previo en el Congreso y su cancelación en la Suprema Corte, como por el alcance que busca lograr para garantizar la seguridad y la pacificación de México.

Propuesta durante campaña, esta reforma fue abordada recientemente por la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, quien afirmó que la política en seguridad seguirá siendo dictada por el Poder Ejecutivo a través de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana y no por la SEDENA, quien únicamente se hará cargo de la administración y control operativo de los elementos que conforman la Guardia Nacional.

Por esto, la próxima presidente considera que concretar este traslado “no es militarización”, además de ser un paso necesario para consolidar la Cuarta Transformación en uno de los temas pendientes más importantes: la construcción de la paz y seguridad.

Por su parte, el actual presidente de México, López Obrador, ha reconocido que “el problema del país era y sigue siendo el de la seguridad interna”, por lo que se mantiene firme en su propuesta de reforma, misma que cuenta con el apoyo de Claudia Sheinbaum y con miras a ser aprobada durante el primer periodo legislativo del próximo Congreso.

Además, durante su habitual conferencia matutina, destacó que la presencia de la Guardia Nacional se ha consolidado en todas las entidades de la República y cuenta con el respaldo popular. En total, este cuerpo de seguridad cuenta con 120 mil elementos, pero se espera que llegue a 150 mil para el próximo año.

El rechazo de la oposición

En 2019, López Obrador logró convencer a la oposición sobre la necesidad de crear constitucionalmente a la Guardia Nacional como medida temporal para reducir los índices de violencia en el país desatados por Felipe Calderón en 2006. Para esto se aprobó un cuerpo conformado por 60 mil elementos, de los 360 mil que idealmente deberían conformarla, de acuerdo a lo declarado por el entonces secretario de Seguridad, Alfonso Durazo.

Luego de cuatro años de operación y bajo una nueva configuración en el Congreso, López Obrador buscó realizar el cambio de adscripción de la GN a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) al considerar que ésta contaba con las características ideales para continuar con la reducción de la violencia, la cual ha sido de un 22% en cuanto a homicidios dolosos.

Sin embargo, dirigentes de los partidos de oposición se negaron a realizar una nueva modificación constitucional, por lo que el gobierno federal optó por modificar leyes secundarias que permitiera su adscripción de facto. Sin embargo, un recurso de inconstitucionalidad presentado por el bloque opositor y el aval de la Suprema Corte cancelaron esta medida, poniendo en vilo la configuración definitiva de la Guardia Nacional y su papel ante la labor de pacificación del país.

Con la virtual mayoría calificada en ambas Cámaras, la reforma a la Guardia Nacional parece un hecho definitivo, por lo que la expectativa se concentra ahora en los nombramientos que la doctora Sheinbaum realizará para encabezar las dos instituciones a cargo de este cuerpo de seguridad.

Por un lado, la titularidad de la SEDENA, de acuerdo a la futura presidenta, recaerá en algún general de división o almirante conforme lo marca la tradición militar, motivo por el cual no sería posible nombrar todavía a alguna mujer al frente de dicha institución. Por el otro lado, para dirigir y coordinar las acciones de este cuerpo en el marco de la estrategia de seguridad, el nombramiento del o la secretaria de Seguridad será definitorio para la continuidad de una estrategia que ha dado resultados.