06/06/2024 (Ciudad de México). Comenzaron las elecciones para el Parlamento Europeo, que hasta el 9 de junio se realizarán en los 27 países de la Unión Europea. No son elecciones simultáneas, por las diferentes características nacionales, en ese mosaico de estados que conforma el bloque.
Todas las encuestas pronostican que habrá una consolidación electoral de los partidos de la derecha y la ultraderecha, especialmente en países como Italia, Países Bajos, Alemania, Polonia y Francia. Sumados, todos estos partidos podrían acercarse a la quinta parte de la Eurocámara, por lo que será mayor la incidencia ultraconservadora en las decisiones legislativas de una Unión Europea que ha perdido terreno en la competencia económica mundial, frente a Estados Unidos y China.
Partidos como el francés “Reagrupamiento Nacional” de Marine Le Pen, hija de Jean Marie Le Pen, un político galo caracterizado por su lucha de toda la vida (murió el 2011) contra los migrantes africanos y latinoamericanos, y que fundó en 1972 el partido de extrema derecha Frente Nacional, predecesor de RN de su primogénita que ahora puede obtener buenos resultados.
Hacia el sur mediterráneo está el partido “Hermanos de Italia” de la primera ministra Giorgia Meloni, una periodista de 47 años que en su juventud se formó ideológicamente en el partido neofascista “Movimiento Social Italiano”, fundado en 1946 por los últimos seguidores de Benito Mussolini. Meloni es la más firme impulsora de autoritarias medidas contra los migrantes, en lo que es el más importante común denominador de las ultraderechas europeas.
En Polonia tiene bastante fuerza y gobernó por décadas, aunque recientemente perdió las elecciones, el partido “Ley y Justicia”, que durante su gestión gubernamental impulsó medidas que significaron el retroceso en los derechos de las mujeres y de las diversidades sexuales. Y en Hungría la formación Fidesz llevó al gobierno al primer ministro Víktor Orban, quien en ese país centroeuropeo hizo aprobar una homofóbica ley que prohíbe mencionar la homosexualidad en las escuelas.
En Países Bajos está la agrupación ultraderechista “Partido por la Libertad”, que dirige el recientemente electo primer ministro Gert Wilders. En España, a la derecha tradicional representada por el “Partido Popular”, en la última década se ha sumado el partido de ultraderecha Vox, que reivindica la dictadura de Francisco Franco y es el que realiza más coordinaciones políticas con los neofascistas de América Latina.
¿Por qué creció tanto la ultraderecha en el viejo continente? Los análisis más rigurosos se refieren al factor del deterioro económico del proyecto europeísta, que de prometer convertir a Europa en potencia de primer orden mundial, fue duramente golpeado por la salida de Gran Bretaña (el Brexit); a eso se suma los efectos de la pandemia del Covid 19, que confinó a la sociedad degradando los vínculos colectivos y comunitarios; un tercer factor es la guerra en Ucrania, el único y peor conflicto bélico desde la guerra de los Balcanes en la década de los noventa.
A estos factores se puede sumar el accionar político de la izquierda socialdemócrata europea que, ya sea en los gobiernos o en los parlamentos, defendióplanteamientos erráticos o directamente regresivos sobre la guerra en Ucrania, sobre el genocidio en Gaza, sobre la insurgencia de los países africanos del Sahel, sobre la pertenencia a la OTAN o sobre el calentamiento global, que fueron difuminando las diferencias políticas, favoreciendo el crecimiento de las tendencias ultraderechistas.
De ahí que el llamado sentido común, que también puede expresarse como agenda de preocupaciones públicas, se fue inclinando hacia aquellos aspectos que favorecen ideológicamente a esa ultraderecha, como son la defensa y el fortalecimiento militar de Europa, las respuestas proteccionistas a la recesión económica y la lucha contra la migración. Otra consecuencia de este desplazamiento político regresivo será que la agenda de compromisos ambientales europeos se debilitará.