09/04/2024 (Ciudad de México). Actuaron rápidamente. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), a través de su troika ejecutiva, que es la instancia conformada por la presidenta de Honduras Xiomara Castro, el presidente de Colombia Gustavo Petro y el de San Vicente y Granadinas, Ralph Goncalvez, se reunió ayer y decidió convocar para hoy un evento virtual de Cancilleres, y para el viernes 12 de abril el encuentro también virtual de presidentes latinoamericanos y caribeños.

Xiomara Castro, quien es presidenta pro témpore de la CELAC, informó que en estas citas se tomará una firme posición de condena al asalto policial a la embajada de México en Ecuador. Ese ataque, ordenado por el presidente Daniel Noboa y ejecutado por su ministra de gobierno y del interior, Mónica Palencia, una empresaria mexicana nacionalizada ecuatoriana, violó la Convención de Viena de 1961 y la Convención de Caracas de 1954.

Frente a una agresión de tal porte no caben posturas ambiguas como las que expresaron los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, que el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, se encargó de evidenciarlas ante el gran público. En el caso de Washington, el presidente Biden parece estar más preocupado en bajar los decibeles de la agresión efectuada por Daniel Noboa, uno de sus más fieles aliados en Sudamérica, que en sentar una posición coherente con el respeto al derecho internacional y la soberanía de los Estados. A lo largo de la historia, el hegemonismo imperial estadounidense, con la Doctrina Monroe como enseña, siempre ha incentivado las disputas y las confrontaciones entre los países latinoamericanos y ésta no será la excepción.

En por esta razón que se entiende que un espacio como la CELAC sea el más adecuado para que la región se aleje de tal perturbadora influencia, precisamente porque Estados Unidos y Canadá no forman parte de esta plataforma integradora.

El presidente Noboa, en las últimas horas, realiza esfuerzos diplomáticos para activar a la Organización de Estados Americanos (OEA), una entidad anacrónica y sumamente desgastada, cuyo Secretario General, el uruguayo Luis Almagro genera desconfianza en muchos gobiernos latinoamericanos, entre otras razones por las posturas que tomó durante la presidencia “de jure” de Juan Guaidó en Venezuela el año 2019, durante el golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia también en 2019, y en el derrocamiento del presidente Pedro Castillo en Perú a fines del 2022.

Almagro, con la solemnidad que en su caso sólo precede a anuncios irrelevantes, ha dicho que luego de la ruptura de relaciones diplomáticas entre México y Ecuador, el Consejo Permanente de la OEA celebrará una reunión extraordinaria hoy para analizar las “normas de las relaciones diplomáticas y del asilo”. Recordemos que el secretario general, emitió un gris comunicado en el que se limitó a recordar que las misiones diplomáticas y oficinas consulares “deben ser inviolables”, por lo que expresó su rechazo a “cualquier acción violatoria” de ese estatus.

A la propuesta de analizar las normas que hizo Almagro, rápidamente le salió al paso el presidente de Colombia, Gustavo Petro, para recordarle que los Convenios internacionales de Viena y Caracas no están para ser analizados, sino para su estricto cumplimiento, por eso precisamente son Convenios ratificados por cada uno de los países y por la comunidad internacional.

Petro es uno de los defensores del espacio de la CELAC, a cuya troika pertenece y de la que salió la propuesta de conformar un grupo de siete países para definir acciones ante la gravedad del hecho y preservar el proceso de integración de la región de estas confrontaciones. Sin duda, los siguientes días serán decisivos para verificar la correlación de fuerzas soberanistas e intervencionistas entre los gobiernos de América Latina.