12/01/2024 (Ciudad de México). Luego que Sudáfrica, de manera impecable desde el punto de vista jurídico e impactante desde el punto de vista político, presentara sus alegatos de acusación por genocidio contra el Estado de Israel en la Corte Internacional de Justicia, varios gobiernos del mundo han ratificado su pleno respaldo a la iniciativa de Pretoria de acudir a este tribunal para intentar frenar la matanza que sigue en la Franja de Gaza

Ayer, las calles adyacentes a la Corte Internacional de Justicia en la ciudad de la Haya, se cubrieron de banderas palestinas y de gente portando la tradicional Kufiya, esa prenda de algodón en colores blanco, negro y verde que se ha convertido desde hace décadas en un ícono cultural de la resistencia. También había personas con banderas israelíes, pero en mucha menor cantidad.

Sudáfrica, en el alto tribunal, consiguió subir la vara del internacionalismo humanista a un nivel tan elevado que quedará en el recuerdo de varias generaciones, así como sigue perdurando el legado de Martin Luther King, cuyas palabras precisamente fueron citadas por el ministro de justicia sudafricano, Ronald Lamola, en su comparecencia ante el tribunal.

Las reacciones positivas se dieron en todo el mundo. En América Latina, los gobiernos de Brasil, Colombia, Bolivia, Venezuela y Cuba apoyan la acción judicial. En el resto del mundo Turquía, Bangladesh, Malasia, Jordania, Pakistán y Maldivas, expresaron abiertamente su predisposición a impulsar el histórico enjuiciamiento.

A la denuncia y la petición de medidas cautelares para suspender operaciones militares israelíes en Gaza, también se acoplaron los 22 países de la Liga Árabe y la Organización de los Países Islámicos.

Hoy, viernes 12, Israel en su réplica en La Haya ha negado el genocidio contra el pueblo palestino, indicando que si hubo tal acción fue contra los habitantes israelíes y de otras muchas naciones el pasado 7 de octubre, cuando Hamás atacó las colonias en la frontera norte del enclave gazatí. Por Israel actúan en La Haya el jurista británico Malcom Shaw y el asesor Tal Becker, junto a varios abogados enviados por Tel Aviv. El eje de su argumentación es que la denuncia sudafricana esta “lamentablemente distorsionada” y que la mayor obligación de la “Convención contra el Genocidio” de 1948 es evitar un nuevo genocidio, siendo además la suprema obligación moral del Estado de Israel “evitar un nuevo Holocausto”.

Varios analistas jurídicos consultados tras escuchar las primeras réplicas israelíes, consideran que buscan generar un efecto de cascada de contradenuncias, a partir de terceros países cuyos ciudadanos fueron secuestrados y asesinados por Hamás en octubre. Parece afirmar esta hipótesis la más reciente declaración del gobierno alemán, en palabras del portavoz del ejecutivo, Steffen Hebestreit que dijo que “Alemania rechaza con firmeza y explícitamente la acusación de genocidio presentada contra Israel en la CIJ. Esta acusación carece de fundamento alguno, por lo que tenemos la intención de intervenir en el proceso como parte indirecta”.

Por su parte, el ministro Lamola, a nombre de Sudáfrica expresó su seguridad de que “Israel no ha logrado refutar el convincente caso presentado en esta Corte”. Lamentó que los abogados de la contraparte hayan ignorado en todo momento “las consecuencias humanitarias de su accionar en Gaza. Algunos de los puntos planteados son sorprendentes por no respaldarse en hechos ni en la situación sobre el terreno”. Mientras hablaba, una multitud propalestina que le estaba mirando en una pantalla gigante a unas decenas de metros lanzaba gritos de apoyo: “Palestina Libre”.

La CIJ tiene con este caso uno de los mayores desafíos de su historia. Si no da curso al reclamo sudafricano perderá casi toda su legitimidad mundial.