13/12/2023 (Ciudad de México). Una característica de la nueva derecha que emerge en América Latina, con epicentro en Argentina, es que está perfeccionando el arte del mimetismo político. En el mundo natural, mimetismo es la habilidad de algunas especies de asemejarse a otros seres vivientes (animales o plantas) o al entorno para obtener ventajas funcionales. En el mundo de la política, la nueva derecha que por su ideología es neofascista, logra su objetivo de mezclarse con el entorno popular, se viste de pueblo, baila como el pueblo, habla como el pueblo y es capaz de entender –a veces mejor que la izquierda- el “sentido común” de la población. Así es como empieza a ganar la “batalla cultural”.

Javier Milei durante la campaña electoral, cuando vestía  chamarra de cuero, pantalones de mezclilla y botas, ofreció un “plan motosierra”, haciendo creer a quienes le escuchaban que sólo sería una reducción del Estado afectando a la “casta política”, vale decir a los políticos profesionales y no a la ciudadanía. Así cosechó un gran caudal electoral.

Ahora que ya es presidente, dejó a un lado la chamarrita, conformó una nueva casta política, aliándose con el representante de la alta burguesía argentina, Mauricio Macri, y procedió a anunciar (el día de su posesión) y a aplicar su verdadero programa: el ajuste con shock.

Mediante decretos ha recortado gastos públicos, ha suspendido las inversiones en obras públicas, reducido los ministerios de 18 a 9, suspendido la pauta publicitaria (que paga el gobierno a los medios de comunicación privados) y disminuido la inversión social, aunque preservando algunos planes de ayuda. Hasta acá podría decirse que sus medidas corresponden a lo que los organismos multilaterales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional) entienden por “disciplina fiscal”: ajustar las cuentas públicas para bajar el déficit fiscal.

Pero esa es sólo una parte de su ajuste. Ya que los vasos comunicantes del sector estatal con el resto de la economía son muchos y muy diversos, los programas fiscales tienen consecuencias en todo el sistema económico, particularmente el de las familias de ingresos medios y bajos. Milei implementa el shock (choque) que, aplicando la definición médica a la economía, se puede decir que es una repentina disminución del flujo de dinero en todo el cuerpo de la economía, lo que tendrá efectos de estancamiento económico con inflación de precios (estanflación).

Milei ha devaluado en 100% el peso argentino favoreciendo a los empresarios exportadores (que abaratan, por tanto hacen más competitivos sus productos en el mercado internacional) y dañando a los consumidores locales (que ya no podrán comprar muchos productos por el doble efecto de incremento de los precios y la pérdida de poder adquisitivo de sus ingresos).

Elimina desde enero los subsidios (asistencia estatal a los consumidores de bajos ingresos) a la energía y a los carburantes, con lo que las tarifas de servicios básicos (electricidad, agua potable, gas domiciliario) y transporte público subirán al doble o más. Este es el “sinceramiento” tarifario al que se refieren los ultraliberales: que la gente pague más así sus ingresos se recorten por la inflación. Siempre a tono con sus dogmas de mercado, el gobierno de Milei elimina cualquier control de precios de productos de la canasta familiar dejando todo a la oferta y la demanda. Finalmente, congela salarios y anuncia lo mismo para las jubilaciones.

En Argentina ha comenzado una enorme transferencia de ingresos desde los sectores laborales hacia los capitalistas, que ya ajustaron hacia arriba los precios. Es la solución por el desastre. La motosierra cortó la rama en que estaba parado el pueblo argentino.