15/10/2023 (Ciudad de México). El ejército israelí tomó violentamente el Hospital Al-Shifa, en que había unos 2.500 civiles enfermos y heridos, además de mujeres embarazadas y neonatos, así comotambién refugiados que buscaron cobijo acampando en los patios del complejo de salud, que era el más grande de Gaza con una antigüedad mayor a cien años, recientemente remodelado y modernizado. Los disparos de francotiradores, los ataques de mortero y los bombardeos aéreos dañaron gran parte de la infraestructura, convirtiendo el lugar en un centro de muerte donde tuvo que cavarse una fosa común por la gran cantidad de cadáveres. Ayer los militares de Israel, fuertemente pertrechados y con el apoyo de seis tanques, ingresaron a puro disparo en las instalaciones, causando numerosas bajas entre la gente que trató de escapar y que los invasores pensaban que eran milicianos de Hamás.
El gobierno de Netanyahu estuvo afirmando hace semanas que Al-Shifa era, en realidad, un gran centro de mando militar palestino y que tomar ese lugar era estratégico para la operación que realiza su ejército. Varias cadenas noticiosas repitieron el libreto y el gobierno de Estados Unidos de Joseph Biden le dio certeza a las afirmaciones de Tel Aviv, indicando que aunque nadie quiere escuchar disparos en un hospital, sin embargo no comentaría sobre una acción militar en curso. De esta forma la Casa Blanca asumió que lo que estaba ocurriendo era la conquista de una especie de Estado Mayor de Hamás.
Sin embargo, las mismas cadenas noticiosas que propalaban información sobre que había “fuertes sospechas” de que el enorme Hospital era una fachada civil de la milicia islamista, luego de tres horas de que los israelíes tomaron el lugar informaron que lo estaban abandonando con lo que se demostró que los israelíesno encontraron lo que esperaban encontrar, porque si hubiesen dado con un arsenal oculto, o con un lugar de mando militar, o una cárcel donde estaban rehenes, o un cuartel subterráneo, lo mostrarían al mundo. Y no mostraron nada.
Este hecho –tomar a sangre y fuego nada menos que un hospital- queda como uno de los peores crímenes de guerra cometidos en un contexto de genocidio de Israel en Palestina.
Israel ha violado flagrantemente la “Convención de Ginebra”, cuyo artículo 18 ordena: “En ninguna circunstancia, podrán ser objeto de ataques los hospitales civiles organizados para prestar asistencia a los heridos, a los enfermos, a los inválidos y a las parturientas”.
No queda ninguna duda: hay un genocidio en curso en Gaza y las reacciones mundiales de repudio continúan. Ayer Belice suspendió las relaciones diplomáticas con Israel, debido a estos incesantes bombardeos contra la población palestina en Gaza. Un comunicado del gobierno de este país centroamericano de 400.000 habitantes, ubicado en las costas del mar Caribe, afirma que “estos ataques indiscriminados han matado a más de 11.000 personas civiles inocentes, en su mayoría mujeres y niños. El bombardeo ha destruido muchos edificios e infraestructura, incluidos hospitales, escuelas y otras construcciones”.
De esta forma, Belice se suma a Bolivia en la lista de países latinoamericanos que rompen relaciones con Israel. Otros países ya han dado muestras diplomáticas de alejamiento y malestar, como es el caso de Honduras, Colombia y Chile, que llamaron a consultas a sus embajadores.
Al mismo tiempo, en la ciudad de Riad (capital de Arabia Saudita), una cumbre de líderes árabes islámicos, en que destacaron el presidente iraní, Ebrahim Raisi, el mandatario turco, Tayyip Erdogan, el emir de Qatar, jeque Tamim bin Hamad Al Thani, el presidente sirio, Bashar al Asad, o el presidente de la Autoridad Nacional Palestina Mahmud Abás, exigieron el inmediato alto al fuego en Gaza y emplazaron a la Corte Penal Internacional a abrir un juicio contra Israel por genocidio y crímenes contra la humanidad.