30/10/2023 (Ciudad de México). Colombia cuenta con 51 millones de habitantes, de los cuales 39 millones están registrados en el padrón electoral, se realizaron las elecciones regionales para 32 gobernaciones departamentales (en países como Colombia o Bolivia, los Departamentos equivalen a los Estados de países como México o Brasil) y 1.102 alcaldías.
Siempre ha sido elevado el ausentismo electoral en Colombia, un país donde la violencia política llegó a niveles de conflicto armado por décadas. Según datos del Consejo Nacional Electoral, de las cinco elecciones generales realizadas en el siglo veintiuno sólo en las últimas dos (2018 y 2022) el porcentaje de asistentes ha sido mayor que el de ausentes, lo que nos habla de un régimen democrático con baja legitimidad, en la que los presidentes eran elegidos por menos de la mitad de los habilitados para votar. Esta tendencia cambió radicalmente en las elecciones del 2022, cuando Gustavo Petro logró 11,2 millones de votos, la mayor votación alcanzada por un candidato presidencial, en las elecciones con la mayor participación electoral en este milenio: 59%.
En los comicios regionales la tendencia suele ser la misma que en las nacionales en cuanto a participación electoral. Pero ahí se acaban las analogías. La característica de los comicios regionales es la dispersión del voto entre numerosas opciones políticas locales, por lo que no pueden equipararse a elecciones nacionales, donde se disputan proyectos de país. Y menos puede sostenerse, como trataron de hacer algunos grandes medios colombianos, la idea de que se trataba de un “plebiscito” sobre el gobierno de Petro.
Pero indudablemente que eran elecciones que marcarían tendencias políticas. Y los resultados que, hasta ahora se conocen, indican que la derecha opositora (tanto liberal como autoritaria) ha logrado victorias importantes, como la de Carlos Fernando Galán en la capital Bogotá que tiene 7 millones de habitantes. Galán –hijo de Luis Carlos Galán, un senador liberal asesinado en 1989 por los narcotraficantes- irrumpió como un remozado liderazgo de un “Nuevo Liberalismo” que, sin embargo, contó con el respaldo del viejo Partido Liberal.
En Medellín, segunda ciudad más poblada de Colombia con 3 millones, se impuso el opositor Federico Gutiérrez, que nació a la política colombiana bajo el liderazgo del ex presidente Álvaro Uribe, dirigente del Partido Conservador. Como se sabe, Uribe ha sido acusado de cometer delitos de lesa humanidad con el argumento de “lucha contra la subversión guerrillera” durante sus dos presidencias entre el 2002 y el 2010. Gutiérrez ha manejado un discurso de orden contra la delincuencia, lo que ha recordado que en la primera vez que fue alcalde de la misma ciudad, su apodo era “el sheriff”. Representa a la derecha más dura, aunque con un rostro amable y cierta juventud, aunque ya tiene 47 años.
Las derrotas de los candidatos progresistas en las principales ciudades y en varios de los Departamentos más importantes de Colombia, son una llamada de atención para el gobierno de izquierda de Gustavo Petro, respecto a la necesidad de fortalecer su coalición de izquierda desde lo territorial. Ante algunas visiones derrotistas en sus propias filas, el presidente ha salido al paso escribiendo anoche en su cuenta en redes sociales: “Hablan de mi derrota política y solo les adelanto un dato: las fuerzas políticas que triunfaron en mi campaña presidencial ganaron en siete departamentos. Hace cuatro años solo incidimos en uno”. Horas después actualizó los datos con un nuevo mensaje: “No solo la coalición de gobierno ganó en nueve departamentos y se lucha el décimo sino que, solo en el departamento de Nariño, por ejemplo, hemos ganado 21 alcaldías”.
Según Helder Zambrano Pinacué, dirigente universitario de Cali y seguidor de Petro: “El presidente debe estar preocupado, pero sigue firme. La sensación general es que hubo un retroceso electoral, pero hay que tomar en cuenta que el proyecto recién se está consolidando en lo territorial. Es cierto lo que dice el compañero Petro, hace cuatro años no existía el proyecto de cambio en las regiones, hoy comienza a surgir. Todavía tenemos casi tres años por delante para estructurar un proyecto nacional fuerte también desde lo local”.