Intento de homicidio y ataque porril: las razones para que planteles de la UNAM se fueron a paro. Los hechos ocurrieron en dos planteles del nivel bachillerato en el contexto de la elección del nuevo rector.
26/10/2023 (Ciudad de México). El pasado 23 de octubre un grupo de aproximadamente 80 personas encapuchadas ingresó al Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) plantel Vallejo atacando a estudiantes que se encontraban realizando una “mercadita”, actividad frecuente de autogestión e intercambio realizada principalmente por colectivos feministas. Aunado a ello, el grupo incendió las oficinas de la dirección, provocando quemaduras contra dos maestras que se encontraban en el recinto, además del daño a las instalaciones.
Por su parte, el 20 de octubre también ocurrió un hecho violento en el CCH plantel Azcapotzalco: un intento de homicidio en contra de un alumno. Debido a ello, alumnos acusaron a la directora Patricia López Abundo de negligencia.
Posteriormente, ambos planteles iniciaron un paro de 72 horas para protestar contra las condiciones de inseguridad que viven los alumnos de estos planteles. Además, en solidaridad, también se unieron al paro la Facultad de Estudios Superiores de Acatlán y la de Cuautitlán, así como la Preparatoria 7, la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüísticas y Traducción (ENALLT) y el CCH Azcapotzalco.
El ataque en el CCH Vallejo corresponde con las formas pertenecientes a los grupos de choque de la universidad conocidos como porros que, en el plantel, se identifican como el grupo 3 de marzo. Las autoridades del planten han informado que ya fueron expulsados nueve estudiantes identificados como perpetradores de los ataques.
El CCH es uno de los dos sistemas de bachillerato pertenecientes a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la cual se encuentra en los últimos días de la rectoría de Enrique Graue Wiechers. De tal suerte, en este momento, en la Universidad se vive una coyuntura de tensiones e incertidumbre de cara al proceso en el que se elegirá al sucesor de Graue.
La decisión para elegir al nuevo rector recae en la Junta de Gobierno de la UNAM, un grupo conformado por 15 individuos quienes en estos días se encuentran realizando las entrevistas a los 12 aspirantes a la rectoría de la Universidad. La fecha para decidir quién es el o la candidata ganadora no está definida aún, pero será cuando la Junta de Gobierno concluya con las entrevistas y realicé la deliberación a puerta cerrada. Se tiene previsto que el nuevo rector inicie labores el próximo 17 de noviembre.
En ese sentido, el ataque porril debe leerse en este contexto de tensión, ya que los porros históricamente han representado grupos de choque que aparecen cuando las élites de la universidad y de otros espacios de poder observan como necesaria la desmovilización de la comunidad universitaria.
Además, este 25 y 26 de octubre se está llevando a cabo una consulta hacia la comunidad universitaria como un ejercicio independiente para promover la democratización del proceso de elección del rector, el cargo más importante en la Universidad más grande de Latinoamérica. De tal suerte, se trata de darle una voz simbólica a la comunidad que contraste con la elección antidemocrática de la Junta de Gobierno, lo que en definitiva pone en tela de juicio la legitimidad del proceso interno universitario.
Los orígenes de los porros de la UNAM datan de los años 30 o 40 del siglo XX, después de que la institución alcanzara la autonomía en 1929. En un inicio, los grupos tendrían un origen “orgánico”, en el cual la comunidad estudiantil era quienes los conformaba.
Sin embargo, a partir de los años sesenta y en el contexto de la Guerra Fría, los porros comenzaron a ocuparse cada vez más como grupos de choque con la finalidad de desmovilizar a la comunidad estudiantil organizada debido al miedo de las autoridades a que la “radicalidad” de la izquierda influyera en las organizaciones estudiantiles.
Estos grupos de choque universitario representaban también un vínculo entre la política clientelar del régimen priista y la universidad, pues fungían como plataforma para algunos de los líderes más importantes para vincularse con la estructuras políticas o represivas del propio Estado mexicano.
A pesar de que durante las últimas décadas los distintos grupos porriles han perdido influencia dentro de la Universidad, permanecen y las autoridades parecen recurrir a ellos cada que la posibilidad de movilización estudiantil se hace presente. De hecho, en el año 2018, durante el anterior proceso en el cual fue reelegido el actual rector, también se registraron ataques porriles en contra de una manifestación pacífica llevada a cabo por estudiantes del CCH Azcapotzalco, en el que cuatro estudiantes resultaron heridos, dos de ellos de gravedad.