05/11/2024 (Ciudad de México). Expertos en meteorología de “Copernicus”, que es el Servicio de Vigilancia Atmosférica, el componente más importante del Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea, han expresado su asombro por la intensidad y la duración del fenómeno climatológico llamado “Depresión Aislada en Niveles Altos” (DANA), que causó lluvias devastadoras en la región de Castilla-La Mancha y en la Comunidad Valenciana, y ahora en la ciudad de Barcelona y sus alrededores. 

La DANA, que antes era conocida por su nombre popular de “la gota fría”, es un bolsón de aire frío y húmedo procedente del polo ártico, que se eleva por encima de los flujos atmosféricos normales, mezclándose con las corrientes de aire más cálidas procedentes del sur generando intensas precipitaciones fluviales. Esto suele ocurrir en los países que están cerca del Mar Mediterráneo, precisamente al centro de ambas zonas geográficas: la ártica y la ecuatorial.

Las DANA existen desde hace mucho tiempo y son fenómenos muy temidos especialmente en España, como también en Italia, Francia y Grecia. Sin embargo, con el calentamiento global, ahora adquieren dimensiones catastróficas nunca antes vistas. Y eso tiene que ver con que los embolsamientos de aire aislado frío y húmedo, cada vez con más frecuencia se encuentran con temperaturas muy cálidas procedentes de tierra (golpeada por la sequía) y de las superficies del agua en el Mar Mediterráneo. 

Un balance aún parcial de daños humanos de la tragedia española nos indica que son 212 muertos confirmados, pero que pueden seguir subiendo, ya que hay al menos 90 personas desaparecidas, cuyos restos podrían estar bajo las montañas de automóviles que fueron arrastrados por las corrientes de agua, o enterrados en el fango que comienza a secarse en las calles y avenidas de Valencia. Esta ciudad fue la más afectada, porque ahí viven casi 900.000 habitantes, en un área relativamente pequeña, con graves problemas urbanísticos que causaron un efecto de presa que terminaron agravando las inundaciones.

En España, más allá de las justificadas protestas contra el Rey, contra el jefe del gobierno español o contra las autoridades locales, por la tardanza en los auxilios y ayudas estatales que arguyen los pobladores, ha comenzado un serio debate ambiental. No faltan quienes tratan de negar que esta DANA tenga algo que ver con el calentamiento global, afirmando que “siempre ha habido lluvias torrenciales, pero ahora fue más grave por la lenidad de los gobernantes”. Es un argumento peligroso porque tapa, en medio de las trifulcas partidarias, el verdadero origen del agravamiento de las DANA. Los ecologistas españoles se reactivaron impulsando campañas de solidaridad con los afectados, y exigiendo al gobierno español de centroizquierda que le de un mayor impulso a la agenda ambiental en el seno de la Unión Europea. Recordemos que la socialdemócrata Teresa Ribero es la responsable europea para liderar la transición verde e impulsar la competencia productiva del bloque.

Así también, como parte de este debate, voceros de la ultraderechista formación política VOX, afirmaron que el desastre se debió a que el gobierno detruyó presas y embalses, un verdadero bulo ya que el Ministerio para la Transición Ecológica, que es parte del gobierno de Pedro Sánchez, nunca tuvo entre sus políticas la de destruir sistemas de recolección de aguas. Otro bulo que lanzó la ultraderecha fue que hay que talar más árboles para que así las aguas fluyan hacia el mar, una verdadera aberración, ya que son los bosques los que se convierten en barreras naturales y absorben gran cantidad de aguas, por lo que es necesaria una mayor forestación.

La tragedia ocurrida en España demuestra que, si los gobiernos del mundo no actúan rápidamente ante la crisis ambiental, limitando las emisiones de gases de efecto invernadero causados por el uso descontrolado de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas) que llevan al calentamiento del planeta, están poniendo en riesgo mortal a las poblaciones de todos los países.